El palanquín era bastante cómodo. La estructura con pilares de madera sostenia un tejado liviano que les aportaba sombra, los dos asientos enfrentados eran cómodos. Los cojines estaban mullidos y forrados en sedas rojas y doradas provenientes de más allá de las Tierras Ardientes. Algunos tratos con los Unicornio habían sido muy beneficiosos para el Clan León. Pero a pesar de la comodidad del transporte, los porteadores no parecían ser demasiado estables y el viaje estaba siendo algo más largo de lo esperado. El vaiven del receptáculo parecía estar mareando al joven Akodo.
Akodo Kotetsu estaba frente a su hijo en el palanquin. Su esposa viajaba en otro, y el resto caminaba. Así pues pudo observar perfectamente cómo el muchacho palidecía con cada movimiento.
- Creo que es mejor caminar Padre. ¿Tan lejos está el Kyuden? En los mapas parecía estar todo muy cerca, el Imperio es grande, pero ellos son nuestros vecinos. Kitsu-sama dice que en las batallas contra los Grulla estamos ganando terreno, así que ahora estaremos más cerca del Kyuden, claro. - Parpadeaba convencido de todo cuanto decía. Intentaba fijar la mirada en el horizonte , justo por encima del hombro de su padre. Kotetsu, de frente al camino, podía ver como su comitiva caminaba a buen paso hacia las tierras Grulla.
Junto al palanquín, a la derecha, caminaba Matsu Seina. Su pelo ondeaba con la brisa fresca de la mañana y su paso firme parecía imparable. Ni el cansancio ni las inclemencias parecían parar a la chiquilla en su aprendizaje. Sus ojos viajaban de lado a lado del camino, buscando cualquier peligro que pudiese acechar. En poco tiempo atravesarian la frontera con los Grulla, tierra de batallas y muertes. Los espíritus estarían posiblemente agitados y aquel pensamiento desde luego, le ponía los pelos de punta.
Akodo Kotetsu estaba frente a su hijo en el palanquin. Su esposa viajaba en otro, y el resto caminaba. Así pues pudo observar perfectamente cómo el muchacho palidecía con cada movimiento.
- Creo que es mejor caminar Padre. ¿Tan lejos está el Kyuden? En los mapas parecía estar todo muy cerca, el Imperio es grande, pero ellos son nuestros vecinos. Kitsu-sama dice que en las batallas contra los Grulla estamos ganando terreno, así que ahora estaremos más cerca del Kyuden, claro. - Parpadeaba convencido de todo cuanto decía. Intentaba fijar la mirada en el horizonte , justo por encima del hombro de su padre. Kotetsu, de frente al camino, podía ver como su comitiva caminaba a buen paso hacia las tierras Grulla.
Junto al palanquín, a la derecha, caminaba Matsu Seina. Su pelo ondeaba con la brisa fresca de la mañana y su paso firme parecía imparable. Ni el cansancio ni las inclemencias parecían parar a la chiquilla en su aprendizaje. Sus ojos viajaban de lado a lado del camino, buscando cualquier peligro que pudiese acechar. En poco tiempo atravesarian la frontera con los Grulla, tierra de batallas y muertes. Los espíritus estarían posiblemente agitados y aquel pensamiento desde luego, le ponía los pelos de punta.