Mirumoto Suzaku (conocido como Obiryü, Dragón de Cola Grande) es uno de los mejores practicantes del Niten-do de todo Rokugán. Así lo ha demostrado en las múltiples batallas en las que sus espadas se han unido a las de sus bushi en pos de la protección de los ideales del dragón.
Siguiendo los designios de sus padres, Mirumoto siempre ha tratado de llenar el hueco de los hermanos que nunca tuvo. Guerrero y erudito, es famoso en la mayoría de los templos de su provincia por ser un visitante recurrente de sus estancias. Buscando siempre la iluminación y colaborando con los Ise Zumi tanto con diferentes tareas como con aportaciones económicas, Mirumoto se ha erigido uno de los principales benefactores de la Orden de Togashi y los diferentes Templos de las Fortunas.
El afecto de los monjes y de sus soldados es de sobra conocido, así como su carácter. Tal como indica su nombre, Suzaku puede ser un cálido viento que acoge plácidamente a la persona honesta; pero también resultar asfixiante para el ostentoso o el falaz.
Nunca esperó ocupar el puesto de daimyo ya que él mismo se preparó durante lustros para ser el yojimbo de su primo Mirumoto Hachiro, descendiente directo de Mirumoto Tooru el hermano mayor de su padre. Pero el acero no perdona y, tras los acontecimientos de la batalla del Descenso Carmesí, el antiguo daimyo Mirumoto fue hallado muerto en combate.
El Oráculo del Dragón tardó semanas en pronunciarse, pero cuando finalmente declamó su decisión, no fue Hachiro el elegido para asir las riendas de la familia, sino Suzaku.
La decisión del Oráculo fue bastante polémica, resultando en un enfrentamiento entre las dos ramas de la familia que se saldó sin derramamiento de sangre con la partida de Mirumoto Hachiro. Tras una temporada al cobijo de los templos del dragón, el nuevo daimyo descendió de las montañas decidido a aceptar la responsabilidad del liderazgo de la familia con todas sus consecuencias. Informó que, desde entonces, sería conocido como Kazanryü (Dragón de Fuego de las Montañas) en honor a la sangre que recorrían sus venas y la tierra que debía proteger.
Mirumoto Suzaku acude a la Corte de Invierno con dos imperiosas necesidades: darse a conocer como Daimyo de una de las más importantes familias de Rokugán, haciéndose respetar en el camino, y encontrar una esposa que le permita afianzar ese poder y evitar así una posición débil para los dragones de la provincia de Kousou, territorio bajo su dominio directo.